sábado, 13 de junio de 2009

LOS PRIMEROS JESUITAS EN EL PARAGUAY.

En 1587, cinco misioneros enviados del Brasil al Tucumán, por el P. Anchietta, pasaron por Buenos Aires y hubo gestiones, entonces infructuosas del Obispo Guerra para que quedaran en esta diócesis. Un año después, sin embargo, tres de ellos los PP Manuel Ortega portugués, Juan Saloni, valenciano, y Tomás Filds irlandés, se trasladaron a Asunción y se dedicaron a la atención espiritual del vecindario, a la enseñanza de los niños y a la conversión de sus Indios. Más tarde, dejando al P. Saloni en Asunción, los otros dos religiosos se dirigieron al Guairá, donde crecidas comunidades de indios amigos rodeaban a las precarias fundaciones de Ciudad, Real. Villa Rica y Santiago da Jerez, y allí trabajaron en su ministerio por espacio de un semestre. Volvieron luego a la capital donde actuaron con eficacia durante la gran epidemia de 1889, para finalmente establecerse otra vez entre los indios del Guairá. Tal es el origen de la presencia jesuítica en el Paraguay, que se extendería hasta 1767, año en que se produjo su expulsión por orden del rey Carlos III.
Otros jesuitas, provenientes también del Tucumán, predicaron más tarde entre los “frentones” y demás indios próximos a Concepción del Bermejo y a Corrientes.
En 1593, siendo general de la Compañía el P. Claudio Acquaviva, se modificó su organización en el Virreinato del Perú. El P. Juan Romero asumió la jefatura superior de los jesuitas del Paraguay y Tucumán, y nuevos religiosos, entre ellos el P. Marciel de Lorenzana, se sumaron a los que ya desarrollaban su labor en esta región. Habiéndose trasladado a Asunción el P. Romero, se comenzó aquí la edificación del templo y colegio de la Compañía. No obstante ello; seguía siendo reducido el número de jesuitas en el Paraguay: en 1599, al fallecer el P. Saloni, el único que se hallaba presente en Asunción era el ya citado P. Lorenzana.
En 1805, vista la gran distancia de la sede provincial de Urna y la magnitud de los trabajos emprendidos por la Compañía en la Cuenca del Plata y territorios circunvecinos, fue constituida la Provincia Jesuítica del Paraguay, que comprendía esta gobernación y las del Tucumán y de Chile.
El primer provincial, que llegó dos años después, con quince religiosos, a la ciudad de Córdoba, cabecera de su jurisdicción, fue el P. Diego de Torres. El colegio jesuítico de Asunción se abrió en 1609, siendo su primer rector el P. Lorenzana. El año siguiente, funcionaba ya una escuela de primeras letras, la cual, según cronistas de la Compañía, tenía cuatrocientos alumnos.

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